Escritura desde la Luna

Lidia había heredado la antigua casa de su abuela, una casona de aspecto lúgubre y misterioso en lo profundo del bosque. Decidió pasar un fin de semana allí, esperando encontrar un refugio tranquilo para olvidar sus preocupaciones. Pero lo que experimentaría superaría todas sus expectativas. La primera noche, escuchó el crujir de las tablas del suelo, como si alguien o algo se arrastrara por la casa. Atribuyó los sonidos a la vieja estructura de la casa y trató de dormir. Pero las noches siguientes trajeron más inquietudes. Gritos sordos resonaban en los pasillos, y las sombras danzaban en las paredes, tomando formas que la aterrorizaban. Una tarde, mientras exploraba el ático lleno de polvo en busca de respuestas sobre la historia de la casa, encontró un diario de su abuela. En sus páginas, su abuela describía fenómenos paranormales similares a los que estaba experimentando. Hablaba de una antigua leyenda sobre un espíritu vengativo que acechaba la casa desde hace generaci...

En una fría noche de otoño, Javier, un hombre de semblante serio, comenzó su primer turno como guarda de seguridad en la Biblioteca San Agustín, un edificio abandonado desde hacía décadas. Mientras patrullaba los oscuros pasillos, su única compañía era el sonido siniestro del viento ululando entre las ventanas rotas. Desde el primer día, comenzó a sentir una extraña presencia a su alrededor. Pasos silenciosos resonaban detrás de él, susurros incomprensibles llenaban el aire y los libros, cubiertos de polvo, parecían moverse por sí mismos en las estanterías. Trató de atribuir estos fenómenos a su imaginación, pero la sensación de que no estaba solo persistía. Una noche, mientras revisaba el salón principal, la temperatura cayó de manera drástica. Un escalofrío recorrió su espalda cuando vio una figura tenue y fantasmal en la distancia. Era una mujer vestida con ropas antiguas, con un semblante triste y ojos huecos que parecían buscar algo perdido en el tiempo. Con manos temb...

En un tranquilo pueblo, vivía una niña llamada Lena, cuya abuela, la señora Lara, solía contarle historias mágicas antes de dormir. Un día, Lena descubrió que su abuela estaba luchando contra el cáncer de mama. Lena quería hacer algo especial para animar a su abuela, así que decidió crear un jardín mágico lleno de mariposas y flores rosas. Sabía que las mariposas eran símbolos de esperanza y transformación, y deseaba que su abuela se sintiera rodeada de amor y fortaleza. Con la ayuda de su amigo Lucas, comenzaron a plantar flores y a cuidarlas con esmero. Poco a poco, el jardín cobraba vida con colores brillantes y fragancias dulces.  también dibujó tarjetas con mensajes de ánimo y esperanza para su abuela. Una mañana, cuando Lara salió al jardín, se quedó sin palabras al ver el maravilloso espectáculo de mariposas rosas revoloteando a su alrededor. Se sintió abrazada por el amor y la dedicación de su nieta. A medida que el tiempo pasaba, el jardín se convirtió en un lugar de encue...

Bianca era una joven valiente y curiosa que vivía en un tranquilo pueblo rodeado de un oscuro bosque. Desde niña, había escuchado historias sobre las malvadas brujas que habitaban en lo profundo del bosque. Sin embargo, su curiosidad la llevó a investigar más. Una noche, mientras exploraba el bosque, escuchó unos cantos misteriosos que parecían emanar de la oscuridad. Siguiendo el sonido, se encontró con una cabaña oculta entre los árboles. La cabaña parecía abandonada, pero la luz de las velas parpadeaba en su interior. Intrigada, se acercó sigilosamente y miró por una rendija. Lo que vio la heló hasta los huesos. En el interior de la cabaña, un grupo de brujas vestidas con túnicas negras realizaba un ritual macabro. Había calderos hirvientes, pentagramas trazados en el suelo y extraños objetos mágicos. Las brujas cantaban en una lengua antigua y siniestra, y sus voces parecían atraer a los aldeanos del pueblo hacia la cabaña. Uno a uno, los aldeanos hipnotizados se adentr...

En una pequeña ciudad al borde de un lago, vivía Sarah, una joven apasionada por la psicología y los sueños. Desde que era niña, había tenido un don inusual: podía recordar cada detalle de sus sueños con una claridad impresionante. Esto la llevó a convertirse en una investigadora de sueños, pero un nuevo caso la llevaría a enfrentarse a algo más oscuro de lo que jamás había imaginado. Una noche, tuvo un sueño extraño. En el sueño, caminaba por un bosque oscuro y se encontraba con un hombre de aspecto sombrío. Sin mediar palabra, el hombre la miraba profundamente a los ojos y, de repente, Sarah se veía atrapada en su propio cuerpo, incapaz de moverse o despertar. El hombre la poseía en sus sueños. Noche tras noche, el hombre regresaba en sus pesadillas. Sarah, intrépida, decidió investigar más a fondo. Descubrió que este hombre era un antiguo habitante de la ciudad, llamado Jonathan, que había fallecido en circunstancias misteriosas hace décadas. Su espíritu atormentado busc...

Alan vivía en una casa antigua y aislada en las afueras de un pequeño pueblo. Desde hace semanas, comenzaron a desaparecer cosas de su cuarto sin dejar rastro. Inicialmente, pensó que solo era despiste suyo, pero pronto se dio cuenta de que algo siniestro acechaba en las sombras. Cada noche, mientras intentaba dormir, escuchaba rasguños provenientes del suelo. Su corazón latía con fuerza al imaginar lo que podría estar debajo. Finalmente, decidió investigar. Una noche, armado con una linterna, se aventuró bajo la casa. Descubrió un oscuro pasadizo que lo llevó a un lugar que nadie más conocía. Allí, entre las sombras, se encontraba un nomo, pequeño y grotesco, con ojos que brillaban de malicia. El nomo le susurró, "Te quedarás aquí conmigo para siempre, y todas tus pertenencias serán mías." El luchó por escapar, pero el nomo era rápido y astuto. Cerró la puerta tras de sí, atrapandolo, en su oscuro mundo subterráneo. La casa en la superficie comenzó a desmoronarse...