El susurro del bosque

En un rincón olvidado del mundo, existía un bosque que nunca figuraba en los mapas. Los lugareños lo llamaban el "Bosque de las Voces", y decían que quienes entraban en él salían transformados, o no salían en absoluto. Marta, una joven fotógrafa, lo vio como el lugar perfecto para su próximo proyecto.

La mañana era fresca y luminosa cuando cruzó el umbral de los árboles. La luz del sol apenas lograba filtrarse entre las ramas altas, creando un juego de sombras que parecía moverse. Al principio, todo era tranquilidad, hasta que un leve susurro acarició su oído.

—No estás sola.

Marta se detuvo en seco. Miró a su alrededor, pero no había nadie. Pensó que era su imaginación, pero al dar un paso más, el susurro volvió.

—¿Por qué corres?

Esta vez, la voz era diferente, más cercana. Marta apretó su cámara y avanzó, tratando de convencerse de que era el viento. Pero el bosque parecía vivo. Las ramas crujían como si murmuraran, las hojas parecían observarla. Y las voces... las voces eran cada vez más claras.

—Recuerda.

Marta sintió un escalofrío que le recorrió la espalda. ¿Recordar qué? Aceleró el paso, pero entonces tropezó con una raíz que no había visto antes y cayó al suelo. Su cámara rodó lejos de su alcance. Mientras se incorporaba, un aroma familiar la envolvió: el perfume de su madre, fallecida años atrás.

—Marta...

La voz era inconfundible. Su madre la llamaba, como cuando era niña y jugaban en el jardín. Lágrimas brotaron de sus ojos mientras giraba desesperada, buscando el origen. Allí, entre las sombras, vio una figura luminosa.

—No desperdicies lo que tienes, hija. Vive.

El bosque desapareció. Marta estaba de vuelta en su pequeño apartamento, la cámara en sus manos. Al revisar las fotos, descubrió una imagen imposible: un retrato de su madre, sonriente, rodeada de la misma luz que había visto en el bosque.

Desde ese día, Marta vivió cada momento como si fuera el último. Y cada vez que miraba esa foto, recordaba que incluso en los lugares más oscuros, hay una belleza que nos llama a valorar la vida.